jueves, 4 de agosto de 2016

Inserto en un vagón
asombra la realidad,
sueños y edificaciones
bucea en su paladar,
palabras de colores que puedan demostrar
que su cuerpo y su mente
dicen la verdad.

El payaso y la nostalgia se muerden
formidable,
vestido de esperanza y de barro
espera una sonrisa que lo haga renacer
espera una cintura que adquiera su querer

Valorando al dolor y al amor,
estaba el ombligo de una caracola
tal flor divina,
mirándose el solo vientre
de miradas al ojo
de añoranzas de besos
de humildes dedos,
veíase bajo su espiral los colores del arco iris.

En el bolsillo del payaso
dormía un presagio noble
le suplicaba un escondite sagrado
rumoreaba en silencio una vida risueña
calculaba las pecas a oscuras.

Ajenos al poder,
estaba el carnaval de estrellas
testigos de un abrazo infinito,
de un llanto de fragmentos,
de un beso eterno

El andén no se lleva las palabras
Las vías no olvidan el amor