viernes, 14 de octubre de 2016



Un pájaro cantor llega al jardín,
Eleva su melodía y lo logra despertar
Anclado a su cama lo sale a mirar, el hombre angustiado abre sus ojos y lo ve caminar.

El pájaro cantor
¿Es un mirlo, un pinzón o un ruiseñor?
Anida en el cemento, vuela por la ciudad, entre el humo de las micros y el croar del tren
Su plumaje de colores ilumina de sabores, los andenes afligidos con su canto embellecido.

El pájaro cantor,
vuela por los aires, defendiendo la libertad,  buscando nuevos lugares donde habitar
el hombre desolado lo sale a mirar, mueve sus brazos y quiere volar
afina su voz y comienza a cantar.

El pájaro cantor, surcando las nubes, escucha una melodía,
Del origen desconfía, de donde viene, se cohibía
Mira desde lo alto un intento de sinfonía
Es el hombre que le ruega que no se vaya,
Intenta cantarle que se quede para mostrarle, que su enojo puede aplacar
y siempre de él cuidar.

El pájaro cantor,
Viaja kilómetros al regazo, del hombre sediento de un abrazo.

jueves, 4 de agosto de 2016

Inserto en un vagón
asombra la realidad,
sueños y edificaciones
bucea en su paladar,
palabras de colores que puedan demostrar
que su cuerpo y su mente
dicen la verdad.

El payaso y la nostalgia se muerden
formidable,
vestido de esperanza y de barro
espera una sonrisa que lo haga renacer
espera una cintura que adquiera su querer

Valorando al dolor y al amor,
estaba el ombligo de una caracola
tal flor divina,
mirándose el solo vientre
de miradas al ojo
de añoranzas de besos
de humildes dedos,
veíase bajo su espiral los colores del arco iris.

En el bolsillo del payaso
dormía un presagio noble
le suplicaba un escondite sagrado
rumoreaba en silencio una vida risueña
calculaba las pecas a oscuras.

Ajenos al poder,
estaba el carnaval de estrellas
testigos de un abrazo infinito,
de un llanto de fragmentos,
de un beso eterno

El andén no se lleva las palabras
Las vías no olvidan el amor

lunes, 18 de julio de 2016

Caracolita
muestra tu sonrisa
el sol quiere mirarte

transitas por un rosal de pecas
anida tus risas en mi jardín
aloja tus palabras en mi balcón
rodea con tus ondas mi fulgor

construyamos un refugio entre los dos
deja tu espiral en la vereda
no te quedes fuera...

duerme tu sigilo en mi costado
desvelaré tu sonrisa
resguardaré tus sueños
cuidaré tu felicidad
protegeré nuestra verdad
custodiaré todos tus sueños
te abrigaré cuando haga frío
te besaré todas las noches
te cuidaré donde tu estés...



lunes, 27 de junio de 2016


Fue una señal de manos
Fue un espacio célebre musical
Fue el delirio de azúcar
Fueron verdades kilométricas
Albores unidos en el silencio

Embaucados en cortejar la defensa
La consigna era soportar la luz
Desconcertar la paciencia
Vagar por sueños de edad.

La luna esa noche iba llena de añoranzas
Que los pensadores discutirían acerca del silencio
Y amarían la aventura del picaflor

De provecho exhalaban suspiros
Se contagian de almohadillas y rasguños
Bailan al borde de una risueña noche
Los cuellos sumisos sin juzgar,
Iluminados en la verdad
Desde el infinito hasta el comienzo
Desde el abrazo hasta el llanto

Testarudo y cabizbajo
Implorando la gloria
Con esperanzas de lumbre
Con virtuosa honestidad
Palma en mano acurrucaban verdades

Volteó el cosmos
Una virtuosa flor
Escuchó el concierto del gallo
Y desoló el sentido
En un torbellino despótico

De besos y abrazos
de puntillas... 




Un párpado inquieto merodea entre prisas y festividades, camina, intenta no correr, trota y se detiene, mira alrededor. Continúa.
El murmullo se engrandece, las gentes lo incomodan. El párpado se cierra frente a las ofertas de neón. 
Pretende no asustarse. No correr.
Por temor se mantiene lacrado con sus pestañas, respira agitado y confuso, 
no observa, sólo siente.
Obnubilado de luces, ciego de colores, escucha un resplandor, 
palpa honestidad.

Frente al parpadeo enceguecido, se cuela una luz, se abre y se cierra, se mueve y se aquieta, el albor de una pestaña sonríe frente a su andar. 


miércoles, 15 de abril de 2015

El espectáculo...



El payaso rodeado de miradas quejumbrosas

instalado en lo alto de una tarima

observaba de reojo sonrisas lánguidas

el reflejo de los focos dejaba entrever 

sus ojos ávidos de verdades impolutas.

Vestía de encantadores colores, atenuado por el raído de los años

el traje a medio descoser exponía su cuerpo enjuto y desvarío. 

Leves aplausos asomaban de la esquina

palpaba susurros de risas,

los asistentes para no llorar reían.

El payaso observaba el circo, 

era espectador de su propio espectáculo.


lunes, 5 de enero de 2015



... Piedras ocultas bajo el agua
son testigos de sus brazos.
Fondos de algas de espeso clamor
ansían sus pies.
Corrientes frías y lánguidas
desean sus manos.
Ramas desprendidas de los árboles
buscan palpar sus cuerpos.
Pequeños peces expectantes ante el sentir,
dispuestos a caminar para poder observar,
se asoman fuera del agua y
del abrazo eterno disfrutan.
Los anfibios, infatigables en su andar, se acercan
con la promesa del croar
ante un amor inmortal...